Camboya – Corrupción en Sihanoukville (o la policía del Happy Burguer)

Habíamos leído algo en nuestra guía y en alguna página web sobre la corrupción policial que había en el sur del país; pensamos que sería igual que en el resto de Camboya, pero la mosca se posó detrás de la oreja cuando nos adviertieron de esto en el propio hotel: estaba leyendo un cartelito que había sobre el mostrador con una serie de advertencias sobre la ciudad de Sihanoukville mientras Alex tramitaba la moto que íbamos a coger las próximas 24 horas. Uno de los responsables (el que no era camboyano) nos explicó la historia para no que hiciéramos el canelo. ¡Menos mal!

La cuestión es que la policía se coloca en dos lugares estratégicos de la ciudad: la rotonda de los Golden Lions y Ekreach Street. Vamos, que nos iban a cazar sí o sí. Es casi imposible visitar la ciudad sin pasar por estos dos lugares. Paran siempre a los extranjeros y comprueban que el conductor lleva el casco (el de atrás como si se mata), que no llevas las luces dadas de día (¡porque está prohibido!) y ahora viene cuando la matan: te piden el carné de conducir de Camboya. ¡A ver quién es el guapo que se lo ha sacado en el país del caos al volante! La cuestión es que en teoría te dicen que tienes que pagar una multa de 15-50$, pero tú COMO MUCHO debes pagarle 3$. Esa es la teoría.

Golden Lions Roundabout
Golden Lions Roundabout
Fuente: Wikipedia. Autor: Wikirictor (CC BY-SA 3.0)

Allá íbamos los tres, nosotros sobre el asiento y la gallina a los pies de Alex. Luces apagadas. Los tres con casco. Los tres sin carné Camboyano. Y Alex con un par de dólares metidos en un bolsillo «por si nos paraban». ¡Quién dijo miedo! Kakda Street, Serendipity, Mithona, las playas de Ostres y Ochheuteal… si es que no hay nada como confiarse para que ¡ZASCA! Te paren PRECISAMENTE donde nos dijeron que nos iban a parar, en Ekreach Street. Nos vieron la cara de guiris y la gallina, y salieron de detrás de un árbol… ¡ni los vimos! Y comenzaron las negociaciones.

La pareja de policías sabía bien su papel. El poli malo se quedó atrás; el poli bueno vino a hablar con nosotros. Como cumplíamos con los dos primeros requisitos fue directo al tercero: el carné de conducir. Y allá fue Alex con su carné de conducir español, claro. Transcribo la conversación entre ALEX (A) y POLI CORRUPTO (PC):

– PC. Nooooo, colega, este no vale, tiene que ser como este otro que tengo yo aquí – saca una muestra de un carné Internacional.

– A. What? Pero si este es el carné de mi país… ¡y con este se puede conducir everywhere in the world! -a ver si colaba.

– PC. Oh, yeah, pero aquí necesitas el de Camboya o el Internacional.

– A. No, my friend. Yo soy policía en mi país y si paro a un vecino tuyo no le pido el carné internacional -otra bola.

– PC. Oh, you policeman? Mira tú qué bien. Pues aquí necesitas este, salao. Vamos a ver, ¿cuánto tiempo vais a estar en Sihanoukville?

– A. Naaaaada, un par de días na más.

– PC. Ah bueeeeeeno, entonces no problem, joe, no problem

– A. ¡Ah! No problem? ¡Qué majos sois en este país! Me voy poniendo el casco ya si eso…

– PC. …no problem pero si se lo digo a mi jefe son 50$ de problem -nos decía el colega mientras nos abría el carné internacional entre las manos a modo de monedero-.

En resumen, después de un par de what más, tres o cuatro no problem y unos cuantos my boss 50$, nos dimos por vencidos y Alex sacó los dos tristes dólares en 16 billetes de calderilla (en rieles) y se los metió en el dichoso carné internacional que nos tendía el poli bueno. Nos miró con cara de perdonavidas en plan «La guerra que me habéis dado para 2 putos dólares» mientras le enseñaba el botín a su compañero, el poli malo, que asentía con cara de «Españoles, ¿qué esperabas? Haber parado a dos chinulis«.

Y mientras nos poníamos el casco para largarnos pensé: «Ya, claro, ¿y si nos vuelven a parar?». Y le dije al friend, así con dos güebos, que nos tendría que dar un ticket o algo, porque si nos paraban sus compañeros en otra parte no podíamos demostarles que ya les habíamos pagado a ellos. Y ahí llegó la respuesta que me dejó K.O.

– No problem. Si te paran again tu di «Happy Burguer«. Y santas pascuas.

Me quedé como el icono de whatsapp de los ojos redondos. Fliping.

Resulta que «Happy Burger» era una hamburgueseria que estaba cerrada justo enfrente de donde nos habian parado y cuyo nombre utilizaban de contraseña entre ellos para saber quien habia pagado y quien no.

Lo mejor de todo esto es que la historia no acaba aquí. Al día siguiente y antes de devolver la moto se nos ocurrió ir al mercado a coger unas especias para Richy. Nada más salir nos encontramos detrás de un camión de la basura y no podíamos adelantarlo porque había una acera separando los dos carriles, así que sin pensarlo dos veces nos metimos en dirección contraria, ¡total, es Camboya, si lo hace todo el mundo! Oye, pues a los 10 metros que sale el policía del Happy Burguer de detrás de una caseta con el brazo en alto. No teníamos escapatoria. Nos reconoció enseguida:

– PC. Hombre, Spanish policeman!, ¡tú por aquí!

– A. Hombreeee my friend! Que ya nos paraste ayer, ¿te acuerdas? Happy Burguer, Happy Burguer…

– PC. Sí, sí, me acuerdo, pero este carril es one way, colega, one way. ¡Y eso es multa aquí, en tu país y en la China Popular!

Total, que menos mal que Alex había guardado otra birria de propina en uno de sus 15 bolsillos y con eso volvimos a librar. Eso sí, no cogimos más moto en lo que quedó de viaje, por la cuenta que nos traía…

Sí, amigos, creíamos que lo de la corrupción solo se llevaba en Miami y en España pero en todos los sitios cuecen habas.

Y para terminar, os dejamos con un genial vídeo de Brian Kemp donde nos enseña en vivo y en directo lo que os estamos contando con una pequeña diferencia: ¡él sabía cómo librarse de pagar hasta los 2$ de multa! ¡Esta no nos la sabíamos nosotros!

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