Llevábamos días haciendo todo tipo de combinaciones intentando saber cuál era la mejor alternativa para coger un vuelo de Bilbao hasta Colombo: hojas de cálculo compartidas, suscripción a SkyScanner, curso de «Aprende Turco en 15 días» por lo que pudiera surgir…
Bueno, lo de «un» vuelo es por decir algo, porque desde España no hay vuelos directos a Colombo con ninguna compañía. Así que sabíamos que había que hacer AL MENOS una parada obligada en algún sitio de Oriente Próximo. De todas las alternativas que teníamos nos decidimos por parar en Estambul, que era donde menos horas de espera teníamos que pasar. Richy y Cris nos habían contado que con Turkish Airlines, si el transbordo es con la misma compañía y tienes bastantes horas de espera, te ofrecen visitar la ciudad gratuitamente. Pero nosotros ni viajábamos con Turkish ni teníamos tanto tiempo.
Así que teníamos que contratar dos vuelos independientes con compañías diferentes: de Bilbao a Estambul (con transbordo en Amsterdam) y de Estambul a Colombo (con transbordo en Dubai). Y como la gallina tiene que meterse en todos los berenjenales, pues entre los tres hicimos la primera gallinada del viaje.
Gallinada nº1: llega el día C, de Calentada. «De hoy no pasa: cogemos el vuelo. Bilbao-Estambul, y Estambul-Colombo. Estas horas, estas paradas, nos da tiempo a cambiar de avión… Bien, ¿no? ¿Seguro? A la de una, a la de dos…¡a la de tres! ¡¡Bien, ya tenemos el primer vuelo!! ¡Ahora a por el segundo! Un momento… espera… aquí pone… Estambul IST y juraría que el código del aeropuerto del vuelo a Colombo era… ¡¡ME CAGOENPGBMWKZXPKJF!!»
Pues sí, queridos amigos. Estambul tiene dos aeropuertos: Istambul Atatürk (IST) y Sabiha Gökçen (SAW). El primer vuelo llegaba al aeropuerto de Atatürk, y el segundo salía del aeropuerto de Sabiha. Pero eso no es lo mejor… ¡lo mejor es que cada uno está a un lado del Estrecho del Bósforo! Así que os podéis imaginar la cara de gilis que se nos quedó. La gallina descojonada de risa y nosotros pensando: ¿y ahora qué hacemos?
Así que nos pusimos manos a la obra buscando cómo ir de un aeropuerto a otro en un tiempo prudencial, teniendo en cuenta que a la vuelta llegábamos y salíamos de madrugada. Descartada la posibilidad de coger un autobús de aeropuerto al centro y de centro al aeropuerto, empezamos a mirar compañías de transporte. El precio por persona oscilaba entre los 50-100€… ¡por cruzar el Bósforo! En todos los foros de viajeros contaban la misma película. Pero no podía ser… vale que fuéramos con la gallina pero… ¿¿¿100€??? Guiris sí, pero tontos no. No nos creíamos que los turcos pasaran por el aro… así que nosotros tampoco.
Y así llegamos a la web (turca) de Tavport.com. Prácticamente todo el contenido de la página estaba aceptablemente traducido al inglés, así que nos fuimos apañando. El viaje en coche para dos personas salía por unos 30€. Formulario bien hecho, pasarela de pago… «¿Te fías?» «Me fío». Y reservamos el viaje. Semanas más tarde, y con los dedos cruzados, llegamos al aeropuerto de Ataturk.
Cuál fue nuestra sorpresa (oh, my god) cuando, al llegar al aeropuerto y salir a la terminal, vimos que nos estaba esperando un señor de punta en blanco con nuestro nombre impreso en un papel. Nos llevó amablemente hasta un párking donde un chófer nos esperaba en un Mercedacos que ríete tú del coche oficial del Rey. Atravesamos la ciudad al ritmo que el tráfico nos lo permitió, o sea muy lentos. Hora y media larga entre atascos y autopistas. A la vuelta, sin embargo, tardamos la mitad: de madrugada, con poco trafico y con el chofer poniendo el Mercedes a 180 km/h porque llegaba tarde a una cita. A la gallina, botella de cava en mano y limándose las uñas, le faltó llamar Ambrosio al chófer y pedirle un Ferrero Rocher.
Gallinada nº2: los turcos, que son unos cachondos, tuvieron la genial idea de dar un golpe de estado dos semanas antes de nuestro viaje, poniendo Estambul y el resto del país patas arriba. O sea que, si ya nos iba a resultar complicado atravesar la ciudad sin tener que pagar una millonada, las cosas se ponían todavía más interesantes para nosotros. Es verdad que la gallina no tuvo nada que ver en el golpe de estado (o eso creemos), pero entre nuestro coeficiente intelectual deficitario para coger vuelos y esto del golpe, el asunto se ponía curioso.
Al final aquella gente arregló las cosas como buenamente pudo y nosotros no sufrimos las consecuencias. Banderas turcas en todos los balcones de la ciudad, controles policiales en los accesos a los aeropuertos, mucha metralleta por todos los lados y poco más. Pero dos semanas antes, con el país en estado de sitio y los aeropuertos internacionales cerrados, yo me veía pasando las vacaciones en Marina D´or.
Así que, queridos amiguitos, si habéis hecho la gallinada, o, simplemente, tenéis que trasladaros de un aeropuerto a otro en Estambul, considerad esta opción. La de Tavport.com, no la de dar un golpe de estado, se entiende.
Merece la pena.