Después de leer varios blogs de viajeros, consultar el apartado «La salud también viaja» de la web del Ministerio de Sanidad, llamar por teléfono a los centros de Vacunación Internacional y consultar con familiares y amigos confiábamos en que, con un poco de suerte, lo mismo no teníamos ni que vacunarnos… ¡ay… angelitos…! Qué ilusos fuimos.
Nos empezaron a entrar los sudores de la muerte (no los de la fiebre amarilla todavía) cuando en el Centro de Vacunación Internacional de Bizkaia nos dijeron que no nos podían dar cita hasta el 28 de julio (¡y nos vamos el 27!). Así que hablamos con Richy y Cris, que el año pasado estuvieron en la India, y con mi tía Maite, que es médico, y los tres nos dijeron que fuéramos al Centro de Zamora, que preguntáramos por Nati, y que nos iban a tratar super bien. Fue llamar a Nati y ya nos cayó la primera reprimenda: «Ya me ha dicho tu tía, ¿pero estáis seguros? ¿Pero qué se os ha perdido allí? ¡Que eso está muy mal!«. Eso sí, el día que la vimos nos reconoció que con algún año menos ella también se iría.
Pedimos cita para una semana más tarde, el 22 de mayo, poco más de dos meses antes del viaje, y allí nos plantamos, en la consulta del doctor Rafael, un cordobés que analizó con detalle las cartillas de vacunación (¡imprescindibles!) y nos hizo un interrogatorio sobre nuestra salud y sobre nuestras intenciones en el viaje para decidir qué vacunas necesitábamos.
Por suerte, de la hepatitis B, polio, tétanos, difteria, sarampión y paperas ya estábamos vacunados (Alex necesitaba un recuerdo de Polio nada más). Eso sí… las que nos quedaban por poner no eran pocas… ¡y encima tres intravenosas! (Los sudores otra vez). Nos preparó la documentación, el papel de las tasas (porque se pagan las vacunas en el banco y luego te las ponen) y nos dió un montón de folletos con información para el viaje e indicaciones de las vacunas orales. Las intravenosas nos salieron por 56,07€ (la polio es gratis) y para las orales pedimos las recetas a nuestro médico de cabecera. Esta es la lista:
Vacunas intravenosas:
- Hepatitis A (Vaqta): tiene dos dosis; la primera nos la pusimos allí mismo, y la segunda debe hacerse entre 6 y 12 meses después de la primera.
- Encefalitis japonesa (Ixiaro): también tiene dos dosis; la primera también nos la pusimos allí, y la segunda debe darse al cabo de 28 días.
- Rabia (Rabipur): nos la recomendó ya que nuestra idea es pasar por el noreste del país (Ratanakiri, Mondulkiri…) donde hay más zonas rurales y parques naturales. Por si nos muerde un mono, vamos. Tiene tres dosis: nos pusieron la primera; la segunda debemos ponérnosla en 7 días y la última 21 o 28 días después, que haremos coincidir con la de la encefalitis japonesa.
La valiente que se las puso primero fui yo. Fue decirme la enfermera que la rabia era la que más dolía, apreté mi supertríceps de gimnasio y me dolió que pensé que, como fueran las otras dos así, me sacaban en camilla. Confiando en una buena respuesta le pregunté si de la rabia había que ponerse más, y me dijo: «No sé si el médico os ha puesto 3 dosis…«; y pregunto «¿Si no, cuántas son?«; a lo que contestó «Sino, son cinco«. Más sudores de la muerte. Las otras dos casi ni las noté. Menos mal que luego me dio una piruleta… ¡yuhu!
Vacunas orales:
- Fiebre tifoidea: la vacuna de Vivotif tiene tres dosis que deben tomarse en días alternos (1º, 3º y 5º).
- Cólera y diarrea del viajero: la vacuna Dukoral también tiene tres dosis, a tomar la segunda a 7 días después de la primera, y la última dos años después del viaje.
- Malaria: nos recomendó seguir todas las precauciones necesarias para evitar picaduras de mosquitos, y, puesto que la zona es de alto riesgo, la opción que seguiremos será tomar una píldora de Malarone desde el día previo a la salida hasta 7 días después de volver del viaje. Esta, por lo que nos contaron Richy y Cris, la tomaron el año pasado los cuatro últimos días del viaje a la India y Cris se puso tan mala que dejó de tomársela al llegar. Miedo me da…
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